
Lo hice.
He sido feliz durante un tiempo.
Y la Nada es el precio pagado por tal estupidez.
El sur tiene un norte habitado por dos locos que, a placer de vientos, mata y vive, muere y respira olores de infancia mortecina... la huerta de la mora y café negro para una niña, con boquerones fríos, como el recuerdo.